En un contexto de acentuada inestabilidad y desprestigio de la clase política, junto a una persistente convulsión social en el Perú, aparece el movimiento «etnocacerista» con un radical discurso antisistema y ultranacionalista, cuyo desenlace fue una cruenta rebelión armada que puso en jaque a la administración Toledo en enero del 2005. Tomemos conocimiento de la verdadera naturaleza de esta controversial agrupación liderada por la familia Humala Tasso y sus implicancias político-electorales en el corto plazo.
El 29 de octubre del año 2000, en Locumba-Tacna, cerca de la frontera con Chile, el comandante en actividad del ejército peruano en el Arma de Artillería, Ollanta («el guerrero que desde su atalaya lo ve todo», en aymara) Moisés Humala Tasso, jefe del Grupo de Artillería Antiaérea Nº 501, se subleva junto a su hermano, mayor de Infantería en retiro, Antauro («estrella cobriza», en quechua) Igor Humala Tasso, y con unos 70 soldados ocupan una propiedad de la minera Southern Perú Copper Corporation, para luego recorrer los andes del Sur peruano durante unas cuatro semanas.
Sostenían que la ilegitimidad de Alberto Fujimori en la presidencia de la República (actualmente fugado en Japón) y comandancia de las fuerzas armadas, era la causa del trastorno político y social del país; denunciando a la vez, un fraudulento proceso electoral mediante el cual, desde el 28 de julio del 2000, Fujimori usurparía el poder, junto a jefes militares corruptos.
Los Humala ofrecieron deponer las armas cuando comprobaran que se había legitimado la cadena de mando y hubiera un presidente verdaderamente elegido por el pueblo; promesa que en efecto cumplieron de manera incruenta, al asumir como jefe de Estado transitorio, Valentín Paniagua, quien fue ungido por el Congreso tras el desplome del régimen de Fujimori. Paniagua procedió a amnistiarlos con una ley, el 22 de diciembre del 2000.
Sospechosa coincidencia
Develando los claro-oscuros que se aprecian en la historia de los Humala, destaca una circunstancia: el día en que se sublevaron -domingo 29 de octubre del 2000- es la misma fecha y casi la misma hora (una de la mañana), en la que fugó del Perú el ex asesor presidencial Montesinos (rumbo a Venezuela aunque en esa época era un misterio su pararero) por el Yatch Club de La Punta-Callao, a bordo del velero Karisma; «coincidencia» que según algunos, habría coadyuvado -como parte de un operativo de distracción planificado- a que la salida del ex asesor pasara inadvertida, toda vez que la atención del país estaría centrada a unos 1,300 kilómetros de Lima, en la sureña Locumba.
Perfil biográfico de los Humala
Para comprender las motivaciones e intenciones del movimiento «etnocacerista» de los Humala, es útil introducirse en la trayectoria personal de su líder, Ollanta Humala y sus orígenes familiares. Nacido el 27 de junio de 1963 en Lima, Ollanta es el tercero de siete hermanos: Ulises, el mayor, nació en 1958; luego, Ollanta, Antauro, Pachacútec, Katia, Cusi Coyllur e Imasúmac.
Se crió bajo la tutela de un padre -Isaac Humala- con una fuerte personalidad, que profesa el culto a sus ancestros de la cultura Wari -el imperio preincaico más poderoso-, y a uno de los más importantes héroes de la guerra entre Perú y Chile a fines del siglo XIX: el Mariscal Andrés Avelino Cáceres, quien encabezó una resistencia guerrillera contra el ocupante chileno y luego fue un cuestionado jefe de Estado. En esa época la burguesía peruana ya había pactado una rendición con el enemigo e incluso una colaboración con el ocupante.
Ollanta se graduó en 1984 en la promoción «Centenario de la epopeya del Morro de Arica», de la Escuela Militar de Chorrillos y siempre mostró apego a las normas y principios, tanto como inclinación hacia lo intelectual, sin descuidar su preparación física y castrense. En 1988 ya había fundado con otros oficiales -entre los que se encontraba su hermano Antauro- un grupo clandestino asumido como una logia, autodenominado «Militares etno-caceristas» (Mec), en memoria del Mariscal Cáceres.
El general del ejército en retiro Ludwig Essenwanger (ex jefe del «Servicio de inteligencia nacional» entre 1981 y 1982), y una de las personas más influyentes entre los Humala Tasso, explica que el Mec «se inspira en las performances del Mariscal aymara Santa Cruz, del ayacuchano Mariscal Cáceres, así como en el nacionalismo castrense desplegado por el ejército peruano durante el gobierno [izquierdista] del general Juan Velasco Alvarado» (1968-1975).
El Mec habría desarrollado grupos de estudio de la realidad peruana, historia militar, geopolítica, indigenismo, y una doctrina de seguridad nacional que vincule a la población con el ejército, para luchar contra Sendero Luminoso. A propósito, si bien Antauro fue invitado a pasar al retiro (y no cesado por medida disciplinaria) en enero de 1998, fuentes castrenses afirman que el motivo verdadero fue su comportamiento «indisciplinado y excéntrico», pero sobre todo, por liderar el Mec, calificado en 1990 por el comandante general del ejército Jorge Zegarra, como «grupo clandestino dedicado a realizar un análisis crítico negativo y cuestionante del ejército, empleando metodología marxista».
Entre tanto, Ollanta no corrió igual suerte, a pesar de que los servicios secretos militares también conocían de su participación en el Mec. El archivo profesional de Ollanta destaca más bien la actuación que tuvo en 1992 contra los terroristas de Sendero Luminoso, en la zona de Tingo María-Huánuco; junto a su presencia en el conflicto fronterizo entre Perú y Ecuador en 1995, al mando de un contingente militar en la dura batalla por la zona de Tiwinza.
Ollanta, siendo oficial artillero, se preparó en la Escuela de Comandos, Escuela de Paracaidismo, Escuela de Artillería y Escuela Superior de Guerra. Si bien su permanencia en el ejército, genera suspicacias en algunos círculos, lo cierto es que hasta el momento no se ha comprobado que haya tenido nexos con la cúpula militar vinculada al ex asesor Montesinos.
Volviendo al caso de Antauro Humala, pese a que no existe ningún proceso judicial contra él sobre este asunto, sus críticos denuncian que sería responsable de haber perpetrado violaciones de los derechos humanos entre 1986 y 1987; cuando, como subteniente del ejército y con el apelativo de «Corpus Christi», trabajó en el Batallón Militar 314 en Acobamba-Provincia Dos de Mayo (Huánuco), en el curso de operaciones antisubversivas.
Una vez fuera del ejército, trabajó como «oficial mayor» del Instituto Sanmartiniano del Perú y luego incursionó en la pesca de tiburón, hasta que sufrió un naufragio cuando faenaba en el barco «Río Nepeña» en aguas del Norte peruano. Retorna a la acción como segundo al mando en el levantamiento que lideró su hermano Ollanta en octubre del 2000; posteriormente, Antauro acaudilló la lista parlamentaria del ahora gobiernista «Frente independiente moralizador», por el departamento de Moquegua en las elecciones del 2001. Donde no alcanzó una curul, pese a haber conseguido 6,194 votos.
Pero sobre el comandante Ollanta Humala, hay otros hechos para tomar en cuenta: antes de ser enviado a Francia -durante el gobierno de Toledo-, realizó estudios de Ciencias Políticas en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica de Lima (luego ha estudiado Derecho Internacional en la Universidad La Sorbona de París), donde ex compañeros de clases lo describen como caballeroso, aplicado y observador.
Incluso Ollanta Humala es felicitado en diciembre del 2002, por su trabajo en la elaboración de la Ley de Movilización, durante su estadía en la «Secretaría de defensa nacional» de la «Presidencia del consejo de ministros». Viaja a París el 1 de enero del 2003 y estando allí, en agosto, se niega a dar examen de ascenso, añadiendo así, otra fricción con el comando del ejército. No obstante, el ministerio de Defensa ratificó su permanencia en Francia a principios del 2004 y luego lo nombraría «adjunto a la agregaduría militar del Perú» en Seúl, Corea del Sur, cargo que no existía y que fue creado expresamente para él.
En diciembre del 2004, Ollanta fue pasado al retiro «por causal de renovación», en una de las primeras disposiciones del nuevo comandante general del ejército, Luis Muñoz Díaz, quien asumió su cargo anticipadamente, después que el anterior jefe del ejército, José Graham Ayllón, renunciara denunciando que el presidente Toledo había infringido la Constitución y los reglamentos militares, al manipular el proceso de ascensos en el ejército y en la fuerza aérea.
Antes de ser separado de la institución, Ollanta difundió una carta descalificando al general Muñoz para comandar el ejército, por haber ascendido supuestamente en forma fraudulenta a general, luego de reunirse con el ex asesor Montesinos el 7 de diciembre de 1998 (según un vídeo en poder de la justicia). A los pocos días, se produjo la asonada de su hermano Antauro exigiendo la renuncia del presidente Toledo.
¿Por qué mantuvieron a Ollanta en actividad?
Es posible inferir que la designación de Ollanta Humala en el cargo de «adjunto» a las agregadurías militares del Perú en Francia y Corea, es producto de una decisión gubernamental exclusivamente política, tendiente a alejar una potencial fuente de conflicto adicional en el ámbito interno, dado el radical activismo antigobiernista desplegado por el «etnocacerismo» liderado en el Perú por el otro Humala, Antauro.
Este proceder es típico de una administración como la de Toledo: desprestigiada por las incesantes denuncias de corrupción en su contra, sin liderazgo ni apoyo popular, y que ha convertido al sistema de inteligencia nacional, en una «zona de desastres»; incapaz de entrever que con esa posición oficial ambigua ante los Humala, se hacía trizas el principio de autoridad y la disciplina en las instituciones castrenses, sentando un precedente que tendría repercusiones funestas para el propio gobierno toledista.
La familia Humala en la política
Los Humala provienen del Distrito de Oyolo en la Provincia Paucar de Sarasara en Ayacucho, donde se recuerda a Genaro Humala Narrea -abuelo de Isaac Humala- como un próspero vecino que llegó a donar un ruedo de Toros al pueblo. Actualmente, Cusi Coyllur («estrellita alegre», en quechua) Humala, apoya en Lima al movimiento «etnocacerista» y otras hermanas: Imasúmac («la más hermosa», en quechua) y Katia, se casaron con ciudadanos belgas, y desde Francia, Bélgica o Lima, laboran como eficaces activistas del «Movimiento nacionalista peruano» (Mnp) impulsado por su padre.
El propio padre de los Humala -Isaac Humala Núñez- en su juventud (1953-1954) integró como dirigente, la «Célula Cahuide», manejada por el Partido Comunista del Perú desde la clandestinidad, a través de estudiantes y profesores de la Universidad Nacional de San Marcos, que se oponían al autoritario gobierno de derecha del general Manuel A. Odría y a su temible ministro de Gobierno, Alejandro Esparza Zañartu.
A este grupo rebelde pertenecieron el escritor Mario Vargas Llosa y Héctor Béjar (después ex jefe guerrillero), entre otros. Premonitoriamente, por aquellos tiempos Isaac Humala, era ferviente admirador de la rebelión de Espartaco y estudioso de los ilotas de Grecia.
Pasado un tiempo, militó en el guerrillero «Movimiento de izquierda revolucionaria» de Luis de la Puente Uceda y Guillermo Lobatón, con quienes rompió, por que éstos se enfrentaron a un ejército peruano, que Isaac Humala considera necesario para concretar importantes cambios estructurales en el Perú. Del mismo modo, encabezó el grupo contestatario marxista, denominado «Comité reestructurador del partido comunista peruano», que se proponía desplazar al líder histórico Jorge Del Prado.
Isaac Humala es un abogado muy regionalista, quechuhablante, defensor de los valores andinos tradicionales. Se ha especializado en materia laboral, casi siempre como asesor jurídico de empresas constructoras y en el «Convenio Hipólito Unanue». Ahora es presidente-fundador del «Instituto de estudios etnogeopolíticos» (Iee), que dirige junto a su esposa, la pedagoga y abogada Elena Tasso de Humala, además de sus hijos: el economista Ulises, la jurista Imasúmac; la bióloga Katia Humala de Combelles y su esposo el naturalista belga, Pierre Oliviere Combelles.
La madre de los Humala, Elena Tasso, es descendiente de Termilio Tasso, un italiano que llegó al Perú en el siglo XIX, junto con su compatriota, el destacado científico naturalista y social, Antonio Raymondi (cuyos estudios son comparados con los de Charles Darwin, en Brasil, Chile y Ecuador).
El simbolismo de las fechas
Confirmando la importancia que los Humala otorgan al simbolismo de las fechas (muy empleado en las operaciones sicológicas militares), el Iee fue inscrito legalmente para desarrollar actividades «sin fines de lucro», un 24 de junio de 1997 («Día del campesino» y aniversario de la muerte del Inca Atahualpa en 1533).
No es casual entonces, que la cruenta rebelión armada (murieron cuatro policías y dos «etnocaceristas»), de Antauro Humala y ciento cincuenta de sus adeptos en un local policial de la andina Andahuaylas, a 440 kilómetros al Sudeste de Lima; fuera llevada a cabo en la misma región donde hace 25 años inició su accionar terrorista Sendero Luminoso, y el primer día de enero del 2005, es decir, al cumplirse 11 años del levantamiento zapatista en Chiapas- México.
Antecedentes éstos, que pasaron por alto los debilitados servicios secretos peruanos, a pesar de la pública orientación ideológica del grupo liderado por Antauro y sus reiterados llamados a «derrocar por las armas» al régimen de Toledo, difundidos en su periódico «Ollanta», precedidos por el reconocimiento en el libro de Antauro Humala («Ejército peruano: milenarismo, nacionalismo y etnocacerismo»), en el sentido de que Apurímac -donde se ubica Andahuaylas-, era una zona propicia para «irradiar el etnocacerismo», como cuna de la gesta guerrillera de uno de sus referentes máximos: Andrés Avelino Cáceres, y por la extendida pobreza que sufre ese Departamento.
De otro lado, evidenciando un sesgo racista, en el «Acta de fundación» del Iee, se sostiene que la presente situación de sub-desarrollo del Perú, se debe a que «su abrumadora mayoría nacional cobriza: indios, cholos y zambos», sufre discriminación, incultura y pobreza. Enfatizando que se estaría renegando de la propia «cultura incásica y hasta del tronco biológico cobrizo» de los peruanos.
Simultáneamente, Isaac Humala es presidente e ideólogo del Mnp -y por lo tanto, del «etnocacerismo»-, según acuerdo tomado en el Alto de la Alianza-Tacna, el 29 de octubre del 2003 (tercer aniversario de la sublevación de sus hijos), fijándose como objetivo maximalista, acceder al poder electoralmente en los comicios generales del 2006 (aunque no se ha inscrito oficialmente como partido), pero sin descartar la posibilidad de asumir la vía armada. Su símbolo es «El sembrador» del pintor indigenista José Sabogal.
Funcionamiento y organización
El Mnp es financiado con los recursos de la familia Humala Tasso, se ha calculado que en total suman 20 los colaboradores, entre los padres, primos, hermanos y parientes lejanos. Según los estatutos del Mnp, cada militante fija el importe de su cuota mensual por períodos semestrales.
En este sector de familiares se encontraría el comandante Ollanta Humala, quien antes de ser pasado al retiro, se desempeñó como agregado del ejército durante dos años, en Francia y luego en Corea del Sur, percibiendo unos 8.200 dólares mensuales. A esto hay que agregarle otros beneficios como el pago de 26.000 dólares por cambio de colocación y mudanza, hecho que Ollanta ha realizado en dos oportunidades.
La policía especula que algunos oficiales del ejército en actividad y en retiro, entregarían cada cierto tiempo, dinero al Mnp; lo real, es que la venta de publicaciones de tipo nacionalista y radical es otra modalidad que tiene el movimiento para recaudar dinero. El periódico «Ollanta» sale cada mes, cuesta un nuevo sol y quienes lo venden se quedan con 50 centavos. Se estima un tiraje de 70.000 ejemplares, lo que dejaría una ganancia neta de casi 5.800 dólares, para el llamado «Fondo etnocacerista».
Claramente, esta cifra resulta insuficiente para solventar un movimiento capaz de organizar charlas en numerosas partes del Perú y trasladar a sus reservistas a fin de que participen en diversas marchas de protesta en provincias, con alimentación y propinas incluidas.
Empero, las fuerzas del orden carecen de pruebas concretas de que los «etnocaceristas», financien sus actividades con dinero del narcotráfico y la protección a contrabandistas de madera, como denunció el presidente Toledo. Más bien investigan otra fuente: los «Círculos bolivarianos», organizaciones creadas por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Inclusive Antauro habría visitado territorio venezolano en el 2004, y afirma que el régimen de Chávez, al igual que el «etnocacerismo» en el Perú, representan una «nueva y vigorosa corriente del nacionalismo patriota de izquierda en la milicia sudamericana».
Organos de dirección
Los órganos de dirección del Mnp son: presidencia, congreso nacional y comités regionales, departamentales, provinciales, distritales, el «Núcleo» y el «Batallón». El «Batallón», es la unidad de reservistas de las fuerzas armadas, partícipes o discípulos fieles de la rebelión militar del año 2000, liderada por Ollanta y Antauro Humala. Tienen la misión de difundir la doctrina del «etnocacerismo»; son el núcleo duro del movimiento y fervientes seguidores de los Humala. Por las actividades que han efectuado en los últimos meses, se calcula que los activistas «etnocaceristas» serían unos 3,500 a nivel nacional.
Pese a que los sondeos realizados en el Callao y Lima -tras la rebelión de Antauro Humala en enero del 2005- por prestigiosas entidades como Apoyo S.A. y la Universidad de Lima, arrojaron que un 30% de la población simpatizaba con dicha acción; para otros sectores, los «etnocaceristas», que venden el periódico «Ollanta», se asemejan -por su indumentaria, símbolos, xenofobia y actitudes antisemitas o racistas-, a los camisas pardas de Hitler ofreciendo el «Volkischer Beobachter», en la década del 30.
Plan de gobierno del Mnp
El Mnp propugna el restablecimiento de la Constitución de 1979 y los preceptos del imperio incaico: «no ser ocioso, no ser ladrón y no ser mentiroso»; a la vez, pretenden reponer el decreto dictatorial de 1824, expedido por Simón Bolívar, que castigaba con la pena de muerte el robo de bienes públicos; una autarquía económica buscando la «autosuficiencia alimenticia e industrial»; la exportación minera en forma excluyente por parte del Estado y la «cuadruplicación de la población peruana hasta llegar a los 108 millones de habitantes» donde, «desde el tercer hijo, serán hijos de la Patria».
En otro plano, el Mnp rechaza la política antinarcóticos estadounidense y la del gobierno peruano en general, mientras fomenta una ley que declare «libre el cultivo, comercialización, consumo y transporte de la hoja de coca», aunada a la promoción estatal de la industrialización de dicha planta, y al retiro de todas las organizaciones no gubernamentales de las cuencas cocaleras del Perú, así como el «inmediato y definitivo» cese de la erradicación de la hoja de coca.
Tratados limítrofes con Chile y Ecuador
Los Humala, tienen la certeza que el tratado de límites entre Perú y Chile es inejecutable y por ello debe ser impugnado, al tiempo que se repotencia a las fuerzas armadas para hacer frente a una posible guerra con Chile. De igual forma, declaran que el Perú ha sufrido por acción de Chile, «la amputación de 37 mil kilómetros cuadrados de su mar territorial sureño, a la altura de Ilo, Marcona y Tacna».
En cuanto al Tratado de Itamaratí, que establece la paz y los límites con el Ecuador, expresan que fue firmado por el presidente Fujimori, «de nacionalidad japonesa», y el canciller Fernando De Trazegnies, «de nacionalidad belga». Entonces, deducen que dos extranjeros habrían decidido por 25 millones de peruanos. Paralelamente, rechazan la entrega a Ecuador, de un kilómetro cuadrado del territorio peruano denominado Tiwinza.
En consecuencia, un hipotético gobierno del Mnp además desconocería el tratado de límites con el Ecuador. Pero los Humala hacen una salvedad: si al mismo tiempo hubiera en Quito, un gobierno de la «Confederación nacional indígena del Ecuador», en Bolivia uno de Evo Morales y en Perú uno del Mnp; no se produciría ningún problema limítrofe entre dichos países.
Sinuoso derrotero político
En resumen, el accionar político de los Humala y los «etnocaceristas», se inicia en el 2002 con la conferencia «Identidad cultural y conflicto religioso» y el seminario «Imperialismo y liberación nacional», hasta el mes de marzo en que pasarían a la acción: en una marcha de protesta contra la visita de George W. Bush varios reservistas fueron intervenidos; a la par, intensificaban el reclutamiento de licenciados de las fuerzas armadas y simpatizantes de los Humala, en zonas marginales de las ciudades del país.
En el 2003, prepararon más de 20 conferencias con títulos como «La crisis del generalato peruano» o «Perspectivas de una nueva república», donde el principal expositor era siempre Antauro Humala; es así como el 27 de marzo se reúnen con reservistas bolivianos para «luchar juntos contra el dominio del imperialismo americano».
El 2004 los «etnocaceristas» se plegaron a las movilizaciones de protesta de los gremios cocaleros en Lima y provincias selváticas; entonces la revelación de que Antauro Humala tenía una amante rubia con la que iba a restaurantes de lujo, y el pedido del procurador del ministerio del Interior para que se le procese a él y a sus militantes por tenencia ilegal de armas; indujeron a Antauro Humala hacia un mayor radicalismo (si cabía), antigobiernista y antisistema.
Esta actitud desembocó en la rebelión armada y cruenta de Año Nuevo del 2005, en Andahuaylas, después que el comando del ejército pasara al retiro a su hermano Ollanta Humala, mientras era «agregado militar» del Perú en Corea del Sur. Actualmente, el Cuadragésimo Juzgado Penal de Lima, inició proceso contra Antauro Humala y 89 de sus «etnocaceristas» (todos presos), por los delitos de rebelión, secuestro, arrebato de armas de fuego y homicidio calificado.
Hasta esta fase, un núcleo de generales nacionalistas de la época del velasquismo, respaldaron el proyecto «etnocacerista». Los más conocidos son Ludwig Essenwanger, Armando Chávez Valenzuela y Eleazar Gutarra. Generales más jóvenes de la misma orientación izquierdista han expresado su apoyo; entre estos últimos, destaca Gustavo Bobbio Rosas, de la promoción 1972 y en servicio activo hasta el 2002.
Igualmente, hay grupos políticos de izquierda («Movimiento nueva izquierda», «Unión por el Perú», «Partido comunista peruano», «Comité Malpica», «Organización nacionalista Panaca», entre otros), aspirantes a participar en las elecciones generales del 2006 en una alianza, con el impulso del empresario y ex parlamentario Ricardo Letts, que simpatizan con el movimiento «etnocacerista» y por lo tanto, podrían incluir en sus listas presidenciales o parlamentarias al comandante Ollanta Humala y algunos de sus partidarios; en conclusión, la candidatura presidencial o congresal de Ollanta en el futuro proceso electoral, es una alternativa que no puede desecharse.
Mientras tanto, de regreso a Lima como oficial retirado, en febrero del 2005, Ollanta no rechazó su probable actuación en política, pero sí ha respaldado una insurgencia popular para destituir al presidente Toledo, aduciendo que carece de legitimidad debido al mayoritario rechazo de la población, incapacidad para gobernar y abundantes denuncias de corrupción en su contra.
El Mnp y movimientos políticos foráneos
Con proyección política internacional, durante febrero del 2003 en Puno, el Mnp organizó el «I encuentro interregional por la libertad e identidad de la cultura andino-amazónica», en sociedad con la «Unión latinoamericana por la democracia participativa», creada en mayo del 2003 en el Ecuador e integrada por movimientos de Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, México, Venezuela, España, Italia, Escocia y Alemania, con los siguientes postulados: reivindicación indígena, protección de la ecología, antiglobalización, rechazo al capitalismo y a las asimetrías del comercio mundial, así como una posición muy crítica frente al gobierno de EE.UU.
El Mnp se inspira además en intelectuales como el mexicano-alemán Heinz Dieterich Steffan (quien participó en el foro organizado en Puno), que difunde el «Nuevo proyecto histórico, el socialismo del siglo XXI», y en activistas políticos e intelectuales estadounidenses de izquierda, como James Petras y Noam Chomsky.
Bajo ese enfoque, el Mnp de los Humala considera que tiene la misión de neutralizar una supuesta «ofensiva ideológica foránea», que aprovechando el desprestigio de las fuerzas armadas peruanas por los casos de corrupción, buscaría reducirlas a su mínima expresión o eliminarlas. En esa lógica, convalida el razonamiento del controversial estadounidense Lyndon La Rouche y su esposa Helga Zepp (Instituto Schiller), sobre un hipotético complot internacional liderado por EE.UU. e Inglaterra, para suprimir a las fuerzas armadas de la naciones subdesarrolladas, siguiendo un modelo similar al de Panamá, Puerto Rico, Costa Rica y Haití.
Comentario global
En medio de un agudo desprestigio del sistema político e instituciones democráticas y permanente convulsión social en el Perú, el movimiento «etnocacerista» desestabilizó gravemente al frágil gobierno de Toledo, mediante una cruenta pero focalizada rebelión armada que habría pretendido relanzar políticamente a los líderes «etnocaceristas», Antauro y Ollanta Humala (teniendo como objetivo maximalista, la caída de la administración Toledo), con la finalidad de alcanzar el poder en un mediano plazo, siguiendo el modelo de Chávez en Venezuela y Gutiérrez en Ecuador.
Entre tanto, los Humala propugnan un discurso ultranacionalista, socialista y dogmático con expresiones racistas, orientado a erigirse como portavoces de grupos étnicos y clases marginadas, con la participación de un ala de las fuerzas armadas; finalmente, dado que Antauro Humala se encuentra en prisión, no se descarta que su hermano el comandante Ollanta, retome el liderazgo del movimiento a fin de postular en las elecciones generales del 2006.
Acogido y apoyado por partidos de izquierda afines, asumiendo un perfil más político que militar aunque siempre bajo la plantilla antisistema y de reivindicación étnico-social; sin que desaparezca la posibilidad de una nueva asonada, mientras se encuentren movilizados los «etnocaceristas» y prosiga la acelerada descomposición del régimen de Toledo.
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