Con el estandarte de las por él calificadas de “razas inferiores”, entronizó el nazismo, fórmula política que encerraba la persistente persecución y muerte de los alemanes –o no— de origen judío. En su versión más moderna: xenofobia (odio, repugnancia, aborrecimiento, hostilidad…). Huelgan comentarios.

Así las cosas hace poco más de una semana fue aprobada en el estado de Arizona la controvertida legislación que criminaliza a los indocumentados.

A lo ancho y extenso de los Estados Unidos las protestas no se hicieron esperar: miles de personas se movilizaron en marchas y actos de condena en cerca de 70 ciudades de la Unión.

La Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) y sus organizaciones para América, han solicitado al presidente Barack Obama que interceda para evitar la aplicación de tamaño engendro legislativo, encaminado a criminalizar a los indocumentados e “instala métodos de control racistas”.

“La ley criminaliza al inmigrante indocumentado, lo cual resulta inaceptable y contrario a los estándares internacionales”, subrayaron en comunicado la FIDH y sus asociados, quienes se quejaron, además, de que “instaura un método altamente discriminatorio y racista para su aplicación”, según reza en el sitio web ABC.es.

El texto legislativo de Arizona faculta a la policía, a mera apreciación, para detener y arrestar a personas, sobre la base de su “apariencia”, de carecer de permiso para radicar en los Estados Unidos. ¡Pobres mulatos, trigueños, asiáticos… en fin!

La organización de derechos humanos pone el dedo en la llaga cuando arguye que de tal ejecutoria policial, sin temor a engaño, se generarán innumeras detenciones, atropellos u otro accionar contra personas cuyo único delito es el color de su piel.

De acuerdo a ABC.es, la FIDH y sus organismos asociados de México, Guatemala, Argentina, Estados Unidos, Nicaragua, Perú, Ecuador, Canadá y Panamá, sustentan que :“De esta detención arbitraria (…) se derivarán sin la menor duda mayores vulneraciones de derechos humanos”, más allá del “principio penal esencial que es la presunción de inocencia”.

Suceso paradójico aconteció en Washington durante las protestas que incluyeron el arresto de una treintena de manifestantes, entre quienes se hallaba el congresista demócrata por Illinois, Luis Gutiérrez, apostado frente a la Casa Blanca en momentos en que el presidente Barack Obama se hallaba en el recinto.
Las protestas acaecidas en todo Estados Unidos urgen al mandatario de esa nación a que “abrace inmediatamente la causa de la reforma inmigratoria”, de acuerdo a reporte de la agencia noticiosa AP.

El despacho acota que activistas, familias, estudiantes e incluso funcionarios públicos marcharon, ejercieron la desobediencia civil y confesaron su estatus inmigratorio en nombre de los derechos de los alrededor de 12 millones que residen indocumentados en los EE.UU.

“Es crimen buscar mejor vida para mi familia”, rezaba, entre otros muchos, un cartel enarbolado frente a la Casa Blanca.

La legislación aprobada en Arizona, a escasos días de conmemorarse los 65 años de decapitación del nazismo, tal parece grotesca provocación en aras de reverdecer la nefasta política que enarbolara el III Reich y su ideólogo Adolph Hitler.

Agencia Cubana de Noticias